Selasa, 05 Juli 2011

¿De verdad queremos tener libros electrónicos?


Amazon, el vendedor más importante de libros vía Internet ya dio cifras al respecto de los libros electrónicos: hace apenas unos meses ya se venden más que sus equivalentes en papel. Y esto da en qué pensar, porque con la llegada del Nook de Barnes & Noble y del Kindle, del propio Amazon, amén de otros lectores de libros electrónicos, es clara la tendencia: los libros electrónicos probablemente desplacen a los de papel, primero porque son más baratos (tal vez cuestan casi la mitad de lo que salen sus equivalentes físicos), y además, se pueden guardar en los dispositivos lectores por cientos. en el Kindle probablemente se pueden almacenar al menos unos dos mil libros completos. ¿Cuánto espacio necesitaríamos físicamente para albergar esa cantidad de volúmenes? (aunque sean libros de bolsillo).

Por estas ventajas, parecen ser los libros electrónicos la alternativa del siglo 21 y las ventas parecen demostrar que ése es el derrotero a seguir. De hecho, en términos reales, actualmente se puede subrayar en un libro electrónico, se pueden enfatizar párrafos como cuando uno subraya con plumón verde/amarillo o naranja párrafos enteros. Se pueden poner "post-it" electrónicos y además, se puede dar el dispositivo lector a alguien más y si queremos, podemos evitar que se vea lo que hemos subrayado y las notas que hallamos hecho.

¿Pero todas estas ventajas son suficientes para abandonar al viejo libro en papel, el cual sí, ocupa espacio en los anaqueles, en los estantes de los libreros, pero que tienen una ventaja sobre los libros electrónicos que me parece fundamental: no necesitan de energía eléctrica para poderlos leer. No importa si se maltratan un poco (por ejemplo, si les cae agua). A lo más tendremos algunas hojas dobladas o arrugadas quizás por el efecto del agua sobre el papel, pero podrá seguir siendo leíble. Intenten dejar su Kindle en el coche en un día muy cálido. Quizás un par de horas después el dispositivo se haya echado a perder. Y ni hablar del agua, pues si le cae, probablemente quede estropeado. Y bueno, no quiero olvidar de mencionarme la posibilidad de que se caiga el lector electrónico (pasa que se caen los libros, por qué no los lectores electrónicos que son como un libro en tamaño y forma). Probablemente queden inutilizados.

Pero vayamos más allá. ¿Qué ocurriría si pasa el tiempo, digamos unos años y uno, lector cuidadoso, sacó respaldos a discos compactos de los libros electrónicos que hemos comprado? Quizás la batería del lector electrónico ya no funciona igual o ya salieron dispositivos mejores, más eficientes. O bien, ¿qué haríamos si nuestros respaldos no se pueden leer? Porque ha de saberse que el sustrato vegetal con el que se hace la capa de almacenamiento de los discos compactos tiene una vida útil de unos años. Yo de hecho tengo muchos respaldos que ya simplemente me marcan error cuando quiero leerlos en la computadora. Claro, hablo de respaldos de quizás cuatro, cinco o más años. ¿Cómo podré recuperar esa información? Si fuesen libros en papel no tendría que preocuparme de ello, pues en el peor de los casos esos libros que no hubiese abierto hace mucho simplemente estarían durmiendo el sueño de los justos. Pero ahí estarían, con su información incólume, desafiando al tiempo, al futuro, cosa que -probablemente- no pasaría con los libros en formato electrónico.

Por ello no estoy muy seguro que sea una buena idea acumular libros electrónicos. Por una parte, estaremos obligados a ver cómo voy a respaldar esa información (que ya compré, por ejemplo), para mantenerla accesible en el momento que la necesite, ya sea dentro de dos días o diez años. Por otra, tendremos que mantener funcional el lector de libros electrónicos, el cual cambiará con el tiempo porque saldrán mejores versiones, más rápidas, con más capacidad de almacenamiento y con más características que las anteriores. Y entonces nos veremos obligados a llevar esta nueva carga sobre nuestras espaldas para no perder información.

Sin duda los libros electrónicos tienen muchas ventajas pero también tienen sus desventajas, que no son pocas. Por eso yo pensaría muy bien si debo empezar a hacerme de una biblioteca digital o mantenerme en la tradición del libro en papel, impreso, que se puede tocar e incluso oler. Tal vez, sin embargo, aún no es tiempo para estas decisiones. Habrá que ver si "la nube" mantendrá los libros que compre en ese espacio insondable e infinito que parece ser Internet. Habrá que esperar un poco, pienso, a ver cómo se mueve esta industria.

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