Senin, 13 Juni 2011

Las amenazas cotidianas


El mundo moderno abruma por la información que tenemos a la disposición. Por un lado está Internet, que es como una especie de máquina que tiene respuesta a prácticamente todas las preguntas. Por otra parte, tenemos a los medios electrónicos, que cada vez dan más canales a los usuarios de la "caja boba", y evidentemente buscan llenar todos los vacíos informáticos, aunque para ello generen pura basura mediática, pero ése es otro tema. Finalmente están los medios impresos, que cada mañana leemos muchas veces con la firme intención de enterarnos de algo importante, trascendente, y de lo que terminamos dando cuenta es que la mayoría son puros artículos o notas de relleno. Con algo hay que llenar, evidentemente, un centenar de páginas en un periódico, asunto nada sencillo.

Pues en este ambiente de tanta información, a algo habremos de prestar atención y los medios saben que para captar la atención del lector, del auditorio frente a la TV o en Internet, lo que se necesita es alarmar. Así, los medios han decidido que asustar a la población cotidianamente es una buena técnica para mantener lectores o auditorios. Por ello, cuando el Japón luchaban por contener la fusión del reactor nuclear número 5, se planteaban escenarios por demás dantescos. De hecho, parte del material radioactivo se fusionó, para satisfacción de los agoreros del desastre, pero... ¿qué pasó entonces? Nada. Absolutamente nada. Los japoneses mantienen el control de su problemática con fusión de material radioactivo y todo.

Y pasó igual cuando hubo los incendios forestales en Coahuila. Las miles de hectáreas quemadas se multiplicaban en los noticieros: 100,000 hectáreas, 200,000; 250,000... El país prácticamente en llamas pero qué pasó ¿nada? La vida sigue con o sin incendios forestales que pienso dejarán alguna secuela, pero en el fondo no pasó nada. La alarma de López Dóriga quedó como todas sus palabras de miedo, en nada. Ni quien se acuerde de ello.

Y si esto les parece poco, no olvidemos una alarma a la cual todos estamos expuestos y que además, no hay garantía de que se pueda salir indemne: la nueva epidemia del e-coli. Ahora es la nueva bio-amenaza, pues el H1N1 resultó al final del día manejable. Pero no, ¡cuidado con los pepinos que come! Y si esto le parece poco, el resultado de dopaje de 5 seleccionados mexicanos pone en tela de juicio si se usa esa droga prohibida para la engorda de los animales. Y ahora de nuevo, alármense, porque quizás está comiendo carne contaminada con clembuterol, que de acuerdo a la Wikipedia:

El Clembuterol es un fármaco comúnmente empleado en enfermedades respiratorias como descongestionante y broncodilatador. En personas que padecen de desórdenes respiratorios como asma se emplea como broncodilatador para facilitarles la respiración. Se le encuentra comúnmente como hidrocloruro de clembuterol.

En 1965, se demostró que animales alimentados con clembuterol, aumentaban la masa muscular y disminuían el tejido graso, junto con aminorar la ingesta oral. Estos efectos son similares a los producidos por otros beta-adrenérgicos como el climaterol, ractopamina o salbutamol.

El clembuterol tiene un polémico estado legal como medicamento en varios países. Debido a estudios contradictorios respecto a sus efectos a largo plazo y su posible relación con problemas cardíacos, el clembuterol ha sido prohibido para uso humano y restringido a un uso en animales en varios países, mientras es permitido en otros y utilizado para tratar el asma y problemas respiratorios. Es también considerado una sustancia dopante por varios organismos deportivos a nivel mundial.


Y ahora aparte de esto, los medios discuten si se doparon los deportistas, si los doparon, si fue un accidente, si el proveedor de los alimentos de la Federación Mexicana de Futbol es el culpable, etc. Pero el punto es que pongamos una alarma más en la atención del respetable público (al cual, desafortunadamente, no respetan los medios, porque no hay ética, porque hay que vender noticias a como dé lugar).

¿Y qué podemos decir del cambio climático? Otra amenaza que pende de nuestras cabezas y que además, no parece que podamos hacer nada. Y se nos insiste que no puede subir la temperatura global del planeta un par de grados porque la vida de toda la Tierra estaría en jaque literalmente. Pero ¿qué hacemos? escuchamos la noticia indolentemente porque en serio, ¿qué se supone que podemos hacer? ¿no sacar el coche? ¿tomar transporte público? (Imaginemos que todos en la ciudad de México, a una noticia semejante no sacan el coche una mañana. Aseguro un caos víal por falta de transporte público suficiente, al menos). E ilustremos con fotos como la que ilustra este artículo sin tener contexto de la imagen que vemos, más que el que presenta el autor del artículo, en este caso yo, para hacer fuerte el argumento de la problemática del cambio climático (que a todo esto, se sigue discutiendo sobre si existe semejante asunto o no. Nadie ha podido probar que efectivamente el cambio climático, si es que existe, es un problema generado por el ser humano). 

Pero esto no para aquí. Ahora hablamos de una noticia en donde se sugiere que el uso de los teléfonos celulares puede causar cáncer cerebral. Una noticia para asustar al más estólido ser humano. Porque los teléfonos móviles llegaron para quedarse y no importa que se pueda usar audífonos o "manos libres", la cosa es que la mayoría no querrá perder la comodidad de contestar directamente poniendo el ahora letal aparato, en la oreja para poder escuchar a quien le habla. Y desde luego, de nuevo en esto no hay estudios que demuestren sin asomo de duda la posibilidad de que los teléfonos causen -en ciertas condiciones obviamente- cáncer en el cerebro.

Pero el punto en el fondo no es si es cierto esto o no. El chiste es asustar, alarmar, mantener con miedo a todos, porque el miedo vende. Por ello cuando se acaban algunos temas de miedo los renuevan por otros: si no es la amenaza del e-coli, es el ciberbullying. Si no es éste, es el SIDA, y si no es la epidemia de VIH es la gordura de los mexicanos que causa enfermedades terribles como la diabetes. Así ad nauseam.

Por eso quizás la mejor idea sea lo que paradójicamente Fox le decía a alguien: "no lea periódicos". Claro que el consejo del ranchero Fox es idiota, pero quizás tenga algo rescatable:  a lo mejor no hay que leer ciertos medios ya. Tal vez haya que ser mucho más selectivo con lo que consumimos en términos informativos. Podría ser necesario entonces, a una noticia relevante, contrastar fuentes vía a Internet, pero evidentemente hay que olvidarse de los medios como la TV, de los López Dóriga, de los Loret de Mola, de los Alatorre, de todos aquellos que simplemente ven en una noticia un medio para sacar dinero. A lo mejor si terminan por ver que sus puntos de rating bajan, que empieza a palidecer en cantidad de personas que los ven, decidan cambiar de estrategia. Por el momento esto se ve lejano, pero hay que empezar de alguna manera.

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