Kamis, 02 Juni 2011

"Leer la mente", Nuevo libro de Jorge Volpi


Hace menos de una semana me compré el libro más reciente de Jorge Volpi, "Leer la mente", de Editorial Alfaguara. No sabía realmente qué esperar de esta obra. En la cuarta de forros del libro dice: "¿Qué pasa en mi cerebro cuando leo una novela o un cuento? ¿Cómo y cuándo aparecieron? ¿Qué parte de nuestro cerebro inventa las anécdotas felices o los desenlaces trágicos? ¿Por qué sufrimos o gozamos con los personajes de los relatos y de qué forma nosotros, los lectores, nos transformamos en esos personajes? ¿No es acaso el yo la mayor invención de nuestra mente? En este brillante y provocador ensayo, Jorge Volpi destierra la vieja idea de la ficción como entretenimiento y sostiene, por el contrario, que las novelas y los cuentos han sido esenciales para la evolución de la especie humana".

Pues lo empecé y al principio no me convenció, pero seguí leyendo y hallé que la tesis fundamental del autor es tratar de desentrañar el asunto de la ficción y su relación con quien la recibe o produce. Volpi se embarca en un viaje hacia lo que es el "yo", la conciencia, y los mecanismos que el cerebro humano parece tener para lidiar con la ficción.

Curiosas son algunas conclusiones: el cerebro sabe que una ficción es eso, una ficción, pero puede -por decirlo de alguna manera- representar el papel que ocurre en dicha ficción. Así, podemos padecer como el prisionero de guerra o bien, como el aventurero en la selva. El cerebro parece que se adueña de o los papeles que se están representando en esta especie de "obra de teatro" que ocurre en cualquier novela o narración. Volpi sugiere que esto es parte del éxito de la raza humana, porque gracias a esto, el hombre ha podido sobrevivir y pudiese ser un mecanismo de la supervivencia. Para ponerlo en un ejemplo que en estos momentos se me ocurre: sabemos que si nos tiramos de un décimo piso de un edificio, probablemente terminemos muertos. Y aunque no faltará quien diga que ya más de uno ha sobrevivido a una caída así, nos es claro que las probabilidades de que no nos pase algo fatal son mínimas. Entonces el cerebro juega con la idea e imagina que uno se ha tirado de un décimo piso con las fatales consecuencias que eso implica. No tenemos que vivirlo para darnos cuenta de que no es buena idea lanzarnos al vacío. Así pues, el cerebro digamos, genera los diferentes escenarios como parte de este proceso de tratar de visualizar el futuro. Y entonces, en nuestro cerebro somos todos los demás, y ellos son a su vez parte de nosotros mismos. Por ello, lloramos con quien esté afligido, al menos mentalmente, aunque no nos salgan las lágrimas, por decirlo de alguna manera.

La idea de Volpi tiene sentido en muchos escenarios. Cuando jugamos un video juego nos podemos convertir en Mario o Luigi, o en el soldado de Doom. O bien, cuando vamos al cine nos identificamos con los personajes, los vivimos, y muchas veces nos emocionan hasta las lágrimas, incluso a pesar de saber de que todo es una ficción muy bien armada.

Volpi entonces nos introduce al fascinante mundo de la mente, en donde plantea una idea que antes al menos yo no la había escuchado: el "yo" es un invento del propio cerebro. Es en alguna manera lo que nos identifica aunque este "yo" no está en realidad en ninguna parte -o está en todas partes. Vaya, me recuerda al "testigo silencioso", una figura quizás retórica de vernos desde fuera de nosotros mismos, analizarnos cómo somos, cómo actuamos con el derredor, como nos comportamos. De esta manera, pareciera que el cerebro se justifica para poder hacerse consciente de sí mismo creándose una figura que es nuestro "yo" interno.

Yo creo que el autor de Leer la mente apenas roza superficialmente el tema de la conciencia y el que nos hace darnos cuenta de nosotros mismos. Plantea interrogantes por demás importantes, como la de pensar si un organismo que se vuelve cada vez más complejo puede -en algún momento- cobrar conciencia de sí mismo, cosa que el crítico de la inteligencia artificial Searle, rechaza totalmente, y en lo cual disiento. De hecho, soy de la opinión que un organismo puede llegar a tal complejidad que en un momento dado, rompe este especie de sello de la no conciencia a la conciencia y se da cuenta de sí mismo. Ya más de uno se podrá preguntar cómo o por qué las computadoras no han cobrado conciencia de sí mismas. Mi respuesta me parece elemental: son organismos muy poco complejos y por ello no han podido darse cuenta de su propia existencia.

Como en Busca del Klinsor,en Leer la mente, Jorge Volpi hace un trabajo prolijo y obsesivamente documentado. Vale la pena leerlo y sacar cada quien sus propias conclusiones. De hecho, este es un trabajo que a mí me hubiese ser gustado ser el autor. Muy bien escrito, muy cuidado y además, con la característica de que es "Food for thought" (alimento para discurrir). Felicidades a Volpi por su nueva obra.

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