Senin, 27 Juni 2011

Del ser mexicano

El ser mexicano es verdaderamente curioso y peculiar. En nuestro país, debido a que hemos vivido un sistema político de corrupción y transas por más de 70 años, nos hemos acostumbrado a estas irregularidades y en nuestra simpática manera de ser, en lugar de tratar de eliminarla o evitarla, le llamamos "mordida", y a los agentes que casi casi nos exigen una dádiva para evitarnos una multa, les llamamos "mordelones".

Y entonces nosotros en México sabemos que las leyes se pueden estirar tanto como dinero tengamos para ello. Si no fuese así, no podría salir libre un personaje como Hank Rohn, a quien le encontraron 88 armas, muchas de uso exclusivo del ejército. Yo quisiera saber qué podría hacer un ciudadano común si el ejército le encuentra ese arsenal en su casa. No lo sacan más de la cárcel por años. Claro, pero en el caso de Hank Rohn, poderoso caballero es don dinero, que mueve voluntades y tuerce la justicia en favor de -muchas veces- un personaje asociado con todo género de delitos. De hecho, que pasen estas cosas nos siguen dando a los mexicanos la percepción de que esto no tiene para cuando cambiar.

Por otra parte, al mexicano le gusta ser importante y para ello es capaz de decir toda clase de mentiras: "yo conocí a un señor que murió en un avión que chocó contra las torres gemelas. Su familia aún no se recupera", por ejemplo, o "yo estuve atrás de la portería cuando Hugo Sánchez falló el penal contra Paraguay en el Mundial del 86", etc. Por alguna extraña razón, no podemos ser "juan pérez". No, tenemos que ser partícipes en los grandes eventos siempre. En mi opinión, esta percepción está asociada a los medios, que se la pasan impulsando mexicanos y los promueven, aunque en el fondo ni siquiera pinten en el esquema mundial. Un caso típico es el de Carstens, que quiere ser presidente del Fondo Monetario Internacional. Su única contrincante, una francesa, será sin duda la ganadora. Ya la primer ministra alemana dijo que el FMI no está para que lo gobierne un no europeo, al menos por el momento. Pero aún así, con todo en su contra, los medios mexicas hablan del maravilloso Carstens, cosa que dese luego, dejaran de mencionarlo cuando se sepa que la francesa ganó el mencionado puesto.

Pero hay más, el mexicano promedio es perfecto. Sabe cómo arreglar los problemas nacionales y todos los gobernantes, todos sin excepción, son unos inútiles, unos ineptos. Desde luego que estos mexicanos perfectos jamás hacen nada. Son como las mesas y foros de discusión de la televisión. Todos opinan, todos dicen saber qué hay que hacer y las recriminaciones a los que nos gobiernan (que en principio los pusimos nosotros), están a la orden del día.

Sin embargo, un caso aún más significativo acabo de verlos en Facebook, que Pedro Miguel, estimable amigo y periodista de la Jornada puso una nota: "¿Que hacer en caso de Fraude en las elecciones del Estado de Mexico?". Aparentemente es un grupo de ciudadanos del Estado de México que asumen que podría haber un fraude electoral y ya están previniéndose al respecto. En este hilo de discusión Jorge Anaya escribió: "Pedro, el fraude ya se cometió, o bueno, está en proceso. Sólo falta su consumación". Y Navegaciones Pedro Miguel le respondió: "Pues sí..."

¿Pues sí? ¿Cómo sabe que ya el fraude se cometió? ¿qué pruebas tiene? si es así, ¿para qué hacer este enorme circo millonario para que la gente vote? ¿para validar "el fraude ya cocinado?", y si de verdad hay un fraude y alguien lo sabe ¿por qué no lo denuncia? ¿Se puede cambiar un país si los que saben estas verdades callan y no se hace nada? No veo cómo. Éste es otro atributo de la mexicanidad: tenemos información "privilegiada" y algunos ya sabemos que el fraude será un  hecho. Lo peor es que no hay alguna prueba que aporte quien dice eso. Hay que creerle porque él lo dice. Esto es típico de nosotros: "yo sé de buena fuente que Calderón es un borracho. Mi prima, que conoce a quien surte de bebidas alcohólicas a los Pinos, me dijo que sí, que Calderón está borracho casi siempre al menos la mitad del día". Pero por supuesto que ésta, como cualquier información privada, secreta, de los gobernantes, está en boca de alguien que -de buena fuente- sabe la verdad y nos ilumina con ella, aunque si los interrogamos, si los confrontamos, entonces se salen por la tangente o cambian de tema.

Así somos. No me queda duda que el "medio ambiente" que nos ha tocado vivir por tanto tiempo permea totalmente.

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