Minggu, 11 Desember 2011

La mentira de la cultura de la prevención en México

En este país pasan cosas como las siguientes: una "tardeada" en un antro llamado News Divine deja unos 10 jóvenes muertos al querer salir desesperados por las puertas de emergencia del local, las cuales estaban bloqueadas por la policía, que había hecho una redada -con la supuesta intención de hallar hechos ilegales como la venta de alcohol a menores de edad (nomás vean la foto que ilustra este artículo). (*)

En un asunto similar,un grupo de maleantes llegan a una casa de apuestas en Monterrey y la incendian. Mueren 52 personas dentro del local porque las puertas de salida de emergencia están trabadas y no se pueden abrir. El dueño del local huye a Estados Unidos y las autoridades mexicanas inician una investigación para deslindar responsabilidades. Se sabe de antemano que no se cumplían con las reglamentaciones de protección civil. Es que no puede ser, estos "empresarios", podrán decir algunos.

Pues bien, ayer estuve en el teatro, en donde Guillermo García Proal, tenor, que con un pianista daría un recital de precisamente piano y canto. El teatro en cuestión es el "María Tereza Montoya" (así, con zeta), Casa de la Cultura del Periodista., Eje Central Lázaro Cárdenas #912, entre eje 6 Sur, Ángel Urraza; y eje 5 Sur, Eugenia. El motivo es que el tenor cumple 33 años y decidió celebrarlo con un recital especialmente preparado para la ocasión: Un poco de lied, ópera, chanson, y música mexicana de concierto; En esta ocasión lo acompañó al piano el Maestro Hazael Rivera Pedroza.

Pasó la primera mitad y en el intermedio, de unos 10 minutos, empezó a temblar. Las lámparas se movían de verdad. Pero no pude ver más, porque hubo un apagón. A partir de ahí la gente se levantó queriendo salir del teatro. No estaba totalmente lleno y la gente pedía calma. Una señora tropezó conmigo y me tomó del brazo. Alguien prendió su celular y entonces hubo algunos atisbos de luz. Aunque parecía que ya no temblaba, la gente no quería estar en el inmueble. ¿las salidas de emergencia? ¡Cerradas con candado! Y que conste, están señaladas con un cartel encima de ellas. De hecho, cuando entramos al teatro vi las salidas de emergencia y me llamó la atención que no se les hubiese quitado el candado, pero no esperaba que hubiese un sismo de 6.8 como ocurrió.

Finalmente todos salimos del teatro y aparentemente no hubo un solo herido. No hubo nadie víctima de una crisis de nervios y en realidad la salida del teatro fue calmada, aunque con cierta angustia por los que estábamos ahí. Guillermo entonces apareció y dijo que estaban esperando órdenes de Protección Civil para saber si se continuaba con el recital o no. Pilar y yo decidimos irnos porque pensamos que antes de continuar, habría que asegurarse de que el inmueble no habría sufrido algún problema y además, pensamos que Protección Civil no daría ningún aval para continuar con el recital, al menos en ese momento.

Y aunque no pasó nada, yo en el fondo estaba furioso. ¿Cómo puede ser que un teatro - que corresponde a la delegación Benito Juárez- no tenga habilitadas las puertas de emergencia? ¿Dónde está esta la tan manida cultura de la prevención? ¿De qué sirve anunciar estas salidas si están bloqueadas? La verdad es que si esas puertas hubiesen estado abiertas, podríamos haber salido en menos tiempo que el que tardamos en recorrer todo el teatro, a oscuras, hasta la salida. Unos candados pudieron ser la diferencia entre la vida y la muerte. Y eso es lo grave. Lo muy grave.

En este país el gobierno exige con un rigor inusitado que cualquier empresa que tenga un teatro, un cine, cualquier lugar donde habrá potencialmente mucha gente, cumpla con las medidas de seguridad, con las de protección civil: puertas de emergencia, luces por si se va la energía eléctrica, guías luminosas en el piso para indicar las salidas, etc. Vaya, las puertas de emergencia no se pueden abrir por fuera y si se abren por dentro suena una alarma. Todos estos dispositivos, que son una exigencia para la iniciativa privada no parece ser para los locales que tiene el gobierno. Ahí se vale poner un letrero de "salida de emergencia", pero trabarlo con un candado porque no vaya a ser que se meta alguien a robar. Las luces de emergencia no existen. Ni hablar de guías luminosas en el piso para tener una referencia por donde ir. No hay nada de eso. Estamos siempre ante un potencial desastre que, cuando se consuma, mueren inocentes por negligencia de los delegados, de la gente de Protección Civil, que ostenta ese pomposo nombre, pero que no pone nada de su parte para eliminar estas irregularidades. Para ponerlo en pocas palabras, el gobierno dice: "hagan lo que digo, no lo que hago".

Confieso que nunca había estado en un sismo dentro de un local público, con decenas o centenas de personas. No pasó nada realmente, pero pudo haber sido peor, mucho peor. Y si antes no me había dado cuenta de esto, creo que ahora es el momento de rectificar y efectivamente buscar en todos los ámbitos promover que no se sigan dando estas irregularidades.

Por cierto, hace 26 años la capital mexicana sufrió un enorme sismo. Hace 26 años se planteó la alarma sísmica la cual sigue brillando por su ausencia. Nuestros gobernantes jamás terminaron, desde hace 26 años, de crear un esquema de seguridad para este fenómeno telúrico, el cual es -a la fecha- imposible de predecir. Las ondas del epicentro hasta la ciudad de México nos darían unos 45 segundos al menos para enterarnos del problema, pero nada se ha hecho. Ahí tienen nuestra cultura de la prevención, que se basa en shows mediáticos como un mega-simulacro de evacuación ante un sismo, un día al año. Patético y vergonzoso.

Estas son las iniciativas que propongo:

  • Escribir al delegado de Benito Juárez (y habría que hacerlo a todos los delegados), así como al Jefe de Gobierno de esta ciudad, para que se revisen todos los locales en donde puede haber conglomeraciones de personas.
  • Exigir que se pongan luces de emergencia, las cuales deben estar funcionando y con mantenimiento preventivo.
  • Exigir que haya salidas de emergencia reales, como las que se usan en muchas partes, que contienen una barra horizontal que basta con presionarla para que se abra la puerta de inmediato. Como dije antes, estas puertas no se pueden abrir desde el exterior. 
  • Al abrir la puerta debe haber una alarma que indique que algo está pasando. Las alarmas son básicas aunque de alguna manera asusten a más de uno. Más vale un buen susto que una muerte por negligencia.
  • Insistir en que antes de cada presentación en cualquier teatro se indique a los asistentes donde están las salidas de emergencia y el observar las rutas de salida, que deben estar señaladas por guías luminosas, amén de luces de emergencia. Así como se hace rutinariamente en un avión por las azafatas antes de volar. 
  • Si por alguna razón uno va a un espectáculo público y ve las puertas de emergencia con candado o bloqueadas, exigir que se abran o desbloquén. En serio, esto puede ser la diferencia entre una anécdota sobre un sismo o una tragedia de proporciones.
En estos días empezaré con estas cartas y espero obtener respuesta. El haberme percatado que pudo haber víctimas mortales por mantener con candado las salidas de emergencia me ha hecho reflexionar sobre el particular.


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(*) Esta práctica policial no tiene, desde luego, ningún afán de atrapar a nadie ni de revisar si se cumplen las normativas para este tipo de eventos juveniles. No, nada de eso. La policía capitalina organiza estas redadas para llevar a los jóvenes al Ministerio Público y con el pretexto que sea, llamar a los padres de los mismos para sacarles dinero por presuntas violaciones administrativas. La policía sabe bien que ningún padre quiere ver a su hijo en la cárcel (aunque sea por pocas horas). Es un modus vivendi, una transa más de la policía capitalina. Lo sabemos todos.

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