Kamis, 09 Desember 2010

Una verdad incómoda

Cuando se habla de medio ambiente, ecología, cambio climático, etc., los medios tienden a echarle la culpa a los seres humanos. "El hombre", dicen o escriben "son los más grandes depredadores y están acabando con el planeta". Y yo no dudo que sea así, pero hay razones que van más allá del depredar por depredar. Me explico mejor.

Resulta que el ser humano, como cualquier otro ser vivo en el planeta, requiere de una serie de insumos para sobrevivir. En el caso de nuestra raza tenemos necesidad de casa, alimento, ropa, educación, salud, etc. Todo eso involucra a una serie de actores de diversas industrias. Cuando se hacen casas, se destruyen habitats naturales. Cuando vamos al supermercado por alimentos, probablemente la mayoría haya sido transportados por camiones, entre muchos otros vehículos, lo cual representa quema de hidrocarburos, con su cuota de gases a la atmósfera. Dicho de otra manera, en las sociedades modernas quien está vivo contamina, lo quiera o no.

Si mañana se decide destruir un área de terreno virgen para construir una serie de casas, o una fábrica, o cualquier cosa, más de uno brincará por el indiscriminado uso que se hace de los recursos de la Tierra, pero ninguno de esos indignados personajes nos dirá qué alternativas se les puede dar a los que van a usar ese terreno en particular.

El ser humano, pienso, no depreda por diversión, sino porque hay necesidades que cubrir y por ello, no queda más remedio que usar los recursos de la Tierra, aunque estos puedan desaparecer a la larga. Un ejemplo lamentable puede ser el uso del agua del subsuelo en el Distrito Federal. Por años, las "Autoridades" del abastecimiento de Agua en la Ciudad de México, decidieron sacar agua del subsuelo. Era barato, mucho más que hacer infraestructura para traer el agua de quién sabe dónde. Ahora sabemos que fue un error, pero pensemos ¿cómo se iba a solucionar la necesidad de agua en esta ciudad? Quizás habría que haber decidido sacar agua del subsuelo Y crear la infraestructura necesaria para no necesitar hacer esto hasta agotar los mantos freáticos. No se hizo. Ahora sabemos que fue un error.

Y que conste, no quiero justificar a nadie, pero me parece evidente que las necesidades humanas obligan a tomar decisiones sobre el medio ambiente y entonces hallamos, al pasar los años, que fueron decisiones equivocadas, pero en el momento de tomarlas, había que solucionar la dificultad que ya la tenían enfrente.

Es decir, la verdad incómoda no es la película de Al Gore. La verdad es que estamos entrampados y no podemos salir de este ciclo que obliga día a día a consumir más, ya sea alimentos, energía o servicios de salud. La cantidad de seres humanos nos obliga a dar servicios y soluciones a los problemas hoy día. El peor problema es la cantidad de seres humanos que habitan el planeta y que finalmente, es el nuevo jinete del Apocalipsis.

Las necesidades del ser humano crecen. Que me expliquen todos estos ecologistas que han ido a la Cumbre en Cancún cómo le van a hacer para reducir estas necesidades. Probablemente la mayoría de los que han ido a esta cumbre regresen a sus casas en automóviles, camiones y aviones. Ahí a todos ellos se les olvidará que contaminan y que no ayudan al medio ambiente. Ahí se los dejo a la reflexión.

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