Senin, 27 Desember 2010

Cuando hay dolo

Me es claro que muchas actitudes humanas pueden caer -en ocasiones- en la maldad, en el dolo. Así, tenemos comentarios impertinentes sobre algún tema, cuya intención es clara. Muchas de las veces decir algo con dolo termina contraproducente, porque quien lo dice se ventanea a sí mismo y nadie se cree que haya sido dicho sin querer.

Todo esto lo menciono porque veo la siguiente noticia:

publicada en Excélsior este lunes 27 de diciembre del 2010. Hace poco salieron N notas de que estos personajes se comprometían y ahora se anuncia que se separan. Vaya con la volatilidad humana en términos de sentimientos. Sin embargo, si se lee la nota se verá que no hay tal separación, por lo menos en lo que se refiere a su compromiso. No, los personajes en cuestión se separan porque uno realiza trabajo voluntario quién sabe dónde y la otra va a pasar las fiestas navideñas con sus padres.

La cabeza de la nota, no sé de quién habrá sido la idea, está hecha con dolo. Está puesta de tal manera para que la gente la vea y se haga la reflexión inicial que puse sobre la misma. Al leerla es factible darse cuenta de inmediato que hay muy mala leche en quien redactó el título de esta noticia.

A mí francamente me importan siete cominos lo que Guiilermo y Kate hagan. Lo que simplemente habla de un pésimo oficio periodístico es definir estas cabezas de notas que no informan, al contrario, desinforman con toda la mala intención. Quien haya sido el ingenioso me queda claro que de periodista tiene muy poco.

No sé si exista un "juramento hipocrático" para los periodistas, pero debería existir y como primer punto debería decir: "mi obligación es informar los hechos"... En la nota que menciono, desde luego, sólo se nota dolo, mala fe y un afán de ganar lectores en base a una falsa interpretación de una noticia.

Lástima que ya renové con el Excélsior por este año, pero es para cancelar todo. Voy a ver qué pasos hay que seguir. Chale con estos cretinos.

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