Senin, 20 Desember 2010

El patético protagonismo

Hoy el periodista Joaquín López Dóriga anunció en el programa informativo de "Primero Noticias" cuyo titular es Carlos Loret de Mola,  la liberación de Diego Fernández de Ceballos, el llamado "jefe Diego". Tuvo que salir vía telefónica López Dóriga a dar la noticia, "la exclusiva". Es él quien dio a conocer este hecho. Tan fácil que hubiese sido simplemente que la redacción de noticieros Televisa supo de la liberación de dicho personaje y listo. No, tiene que ser López Dóriga el protagonista de la noticia, el líder de opinión, el que gracias a estas notas se antoja (quiero creer que él piensa así), casi imprescindible.

La realidad es que con este protagonismo, López Dóriga se refleja como lo que es: un egoísta, en donde puede más su ego, el ser quien de semejante nota importante, para que todos hablen no de la liberación de Fernández de Ceballos, sino de que él, López Dóriga, fue quien dio la información.

Joaquín López Dóriga pasa por encima de sus propios compañeros de trabajo. Su ego puede más que la sensatez. Se brinca los espacios periodísticos de sus propios colegas porque él es el quien quiere figurar. Y no es la primera vez que lo hace: en el Campeonato Mundial de Futbol se fue a la inauguración y transmitió con sus colegas de deportes. Él no iba a dejar pasar un acontecimiento de esta magnitud, aunque su nicho no sea el deporte. No dejó a sus colegas que hiciesen su trabajo, sino que metió su cuchara porque López Dóriga se siente único, irrepetible e insustituíble. Pero ya llegará el momento en que Televisa le dé una patada y lo saque del noticiero nocturno. En los medios electrónicos, al menos, sus días están contados. Ya después nadie se acordará de él y si así pasa, se tendrá bien ganado el desprecio de propios y extraños.

Salir y dar la noticia en un medio que es de un colega, sentirse dueño de la información, sentir que dando él la nota se convertirá en lo que él ya se siente, un informador de primera línea, solamente indica la pobreza de espíritu de tan penoso personaje. López Dóriga es eso: un cretino que en sus afanes periodísticos se siente más que sus colaboradores y probablemente, que la propia empresa que lo contrata.Todo esto es muy lamentable, aunque entiendo algo: no es totalmente culpa de este cretino periodista, sino de la empresa en la que trabaja, que le permite estas y otras libertades.

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