Creo que mi padre hasta el último día de su existencia amó la guitarra, la música, la pasión que esto le generaba y me quedó siempre claro que él escuchaba una música que para mí era absolutamente terra ignota. Alguna vez le escuché explicar a algún alumno cómo debía tocarse el Vals de Ponce. Mi papá inventó una historia que narraba la vida de una pareja joven, la cual bailaba el vals. El padre de la muchacha no parecía estar muy contento con la incipiente relación que se dibujaba. Cada pasaje del Vals representaba algún momento de ese escenario ficticio. En fin, que la interpretación del Vals contada por mi padre daba justo con cómo debía ser tocado. Recuerdo como si fuese ayer, que en ese momento entendí que la música es un lenguaje y que en los acordes musicales están todas las ideas. Puede a más de uno parecerle esto una obviedad, pero para mí no lo fue.
Es claro que por ello, la música en muchas manifestaciones humanas, enriquece lo que ocurre. En una película -digamos de acción- la música asociada a las escenas nos pueden generar una dinámica mucho más acorde con lo que estamos viendo. Evidentemente si la música está correctamente elegida, entonces le da un plus al filme que se ve.
Pues bien, Jorge Alberto, un buen amigo virtual que sigue este blog, llamó mi atención a este video. Me parece que representa de manera fantástica cómo la música es un extraordinario invento humano. Todas las emociones, todo puede estar presente ahí. Pero no se hable más. Vea el siguiente video y dígame que me equivoco:
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