Senin, 05 Juli 2010

Buscando culpables

Terminó la participación de México en el Mundial de Futbol y acto seguido los medios han dado todo género de opiniones. Todas -por supuesto- calificando a la selección como un fracaso. Ahora se buscan culpables. Por supuesto que el director técnico, el "vasco" Aguirre, es el principal responsable de la pésima actuación del equipo mexica. Ahora se le pregunta en los medios, después del 3-1 contra el seleccionado argentino: ¿Por qué metió al Bofo? ¿Por qué sacó a Guardado? ¿Por qué el Guille Franco alineó? ¿Por qué puso al "Temoc" todo el partido cuando sabemos que ya no le da la condición física?

Por supuesto que no han faltado las crónicas en los periódicos, las mismas preguntas en los articulistas deportivos. pasamos del "sí se puede" al "no se pudo", para variar. De hecho y haciendo un paréntesis en este tema, esto del "sí se puede" me parece tan tercermundista... Pero en fin...

Ahora pues, se buscan culpables. Obviamente ya Aguirre renunció. Su salida era inminente y su propia permanencia era insostenible. Ya los medios calientan la arena con el "chepo" de la Torre, que probablemente, si le piden que sea el director técnico de la selección, lo acepte, pues finalmente es un puesto millonario que en el fondo no pide más que calificar al mundial y ya en un plano más de responsabilidad, que pase a la siguiente ronda. Eso -seguramente ya está calculado por la Federación Méxicana de Futbol- les dará dividendos para que si no pasan de ahí, toda la inversión quede más que saldada. El Chepo sabrá que finalmente terminará como Aguirre, siendo el villano de la película, pero eso sí, con una cuenta bancaria envidiable.

Y ya nos olvidaremos, como cada cuatro años, que no se pudo, que no pasamos, que estamos a años luz de los poderosos equipos europeos. La ahora "mejor selección mexicana de todos los tiempos" no pudo siquiera pasar del cuarto partido. Llevamos años y años intentando ese milagro, el cual por alguna extraña razón no se nos da. ¿No que ya nos toca? ¿No que ya esperamos lo suficiente? ¿No existe pues la justicia divina? Aparentemente no. Lo que existe es el trabajo, la dedicación, la disciplina y el esfuerzo constante. Esto no existe en un seleccionado, incluyendo director técnico, que están más preocupado por vender una imagen de ganadores (la cual ya no se ve en la TV después del fracaso conocido), o hacerse de una buena cantidad de pesos por hacer sandwiches anunciado pan.

Los seleccionados lo saben. Estar en el equipo mexicano no es simplemente un honor por ser buen jugador, sino que es la puerta a las grandes cantidades de dinero por anunciar cuanta babosada sea anunciable. Al final de cuentas, si la selección hace un deprimente papel, no importa. Ya la raza se olvidará de eso y le daremos vuelta a la página. En cuatro años volveremos a este circo de engrandecer a los ratoncitos verdes, como decía Manuel Seyde. Y de nuevo, la afición terminará desanimada, frustrada, engañada por una sarta de comerciantes en donde lo único que importa es el dinero. Así pues, vendámosle camisetas nuevas, cambiemos los logotipos, los colores, los vivos rojos y verdes en la ropa de la selección. Ya los aficionados volverán a derramar millones de pesos para ponerse la camiseta de la selección, para convertirse en "el jugador número 12", el aficionado aguerrido que es defraudado una y otra vez, pero que jamás pierde la esperanza y que espera ver quizás en su tiempo de vida, a la selección mexicana campeona del mundo.

Pero a todo esto, ¿quién es el culpable de este fracaso mundialista? Les diré quién: los medios electrónicos, que por una parte ensalzan a la selección, que nos hacen creer que ahora sí es la nuestra, que nos venden la imagen del gran equipo. Si buscan culpables, señores de los medios, búsquense entre ustedes. Ahí están las grabaciones. Revisen lo que decían antes del mundial. Vean como ponían en los cuernos de la luna al ahora triste seleccionado.

Sin embargo, debo ser honesto: la culpa no es solamente de los medios, sino de la tendencia que este país ha impuesto a partir de sus gobernantes, que solamente saben dar lindos discursos mientras la realidad nos rebasa. Inventan su país en palabras y se creen la simulación que han inventado. Calderón, por ejemplo, cree que gana la batalla contra el narcotráfico, cuando la realidad parece decirle lo contrario. Los medios hicieron un bonito ejercicio de simulación poniendo a este conjunto de futbolistas en lo más alto de la gloria, cuando en realidad son los mismos mediocres de siempre. Se creyeron su simulacro y cuando la realidad les cayó encima, entonces se vieron las caras y giraron las mismas 360 grados buscando culpables.

Mientras vivamos en esta simulación cotidiana este país no tiene para donde hacerse.

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