Selasa, 06 September 2011

Las reliquias del beato Juan Pablo II


Resulta -y no es de extrañarse- que México es uno de los países consentidos del Vaticano. Por una parte somos un pueblo católico en un 90% y por otra, la Iglesia católica mexicana seguramente le da mucho dinero a la sede papal, porque sino, no se entiende a cuenta de qué tanto interés por este país tercermundista.

Juan Pablo Segundo, "el papa viajero", murió hace unos pocos años, pero rápidamente se implantó un operativo -valga la expresión- para hacerlo un santo. Se supone que para llegar a la beatificación, el candidato debe pasar por varias pruebas. De acuerdo a la wikipedia:
El proceso de beatificación declara que un difunto ha vivido una vida de santidad, y ha realizado uno o varios milagros después de su muerte o martirio. Este proceso comienza cuando el obispo de la región donde nació, vivió o murió el candidato presenta su caso a la Santa Sede. Este informe consiste en una biografía completa, y un resumen de evidencias del milagro atribuido al mismo. El caso es evaluado por un grupo de expertos en ciencias (católicos y no católicos) y teólogos. Si el caso es aprobado el candidato es declarado beato.
Para la beatificación de un mártir es suficiente la declaración oficial de su martirio por parte de la Iglesia, por ello no se requiere ni el proceso de virtudes heroicas ni tampoco el milagro, que, en cambio, se exige para la canonización.

A Karol Wojtyla se le atribuye el milagro de la curación de Parkinson en la hermana Marie Simon Pierre, junto a más de 270 casos registrados y otros tantos más que la gente afirma fueron gracias a su mediación. Por supuesto que este asunto de los milagros no es tan fácil de demostrar, pero era evidente que la Iglesia Católica no iba a salir con algo como esto:
"pues no se pudieron demostrar los milagros que la institución exige para hacer beato a alguien, así que lo sentimos, Juan Pablo Segundo. De todos modos gracias por participar". 

Así entonces, "haiga como haiga sido" (sic Felipe Calderón), se beatificó al Papa Juan Pablo Segundo y ahora la Iglesia católica decidió mandar a México, para que se muestre en una larga peregrinación, las reliquias del beato, las cuales son -entre otras cosas- el papamóvil que usó en sus visitas por el país, un par de gotas de su sangre, supuestamente del beato, y quiero creer, algunas ropas del expontífice.

Lo bastante absurdo del asunto es que la Iglesia católica mexicana ha hecho -gracias a,los medios- algo verdaderamente ridículo de todo esto. Por ejemplo, decidieron hacer un modelo en cera, de tamaño natural, con la figura de Juan Pablo II, como si éste estuviese muerto, reposando en una especie de ataúd de acrílico transparente. Quiero pensar que dentro del ataúd -junto con la imagen del beato- están las reliquias de este personaje.

Todo esto es ridículo. "Adorar" o rendirles cualquier tipo de admiración a estos objetos me parece como idiota, pero peor aún, el show del ataúd de acrílico con la figura del personaje en cuestión además raya en el peor de los gustos.

Yo pienso que de nuevo, es un ardid más de la Iglesia Católica que tiene sus bonos de verdad muy por debajo que en cualquier otra época. Para mí al menos me es claro que la beatificación de Juan Pablo Segundo era importante porque bien que mal fue un icono para algunos países subdesarrollados, particularmente en México. No es casualidad que todo este show mediático de las reliquias se haga precisamente en nuestro país, o al menos para mí todo esto dista enormemente de una casualidad del destino.

Además, la ciencia ha descalificado desde hace años muchísimos "milagros". Hoy en día el método científico, con todas sus limitaciones, puede reconocer fácilmente estos fraudes de curaciones milagrosas, eventos extraordinarios o que se salen de las leyes conocidas de la física misma.

En fin, todo este numerito de las reliquias del beato me parece una de las cosas de más mal gusto que haya visto, además de que, evidentemente, como es noticia para los medios, lo difunden y a cada rato hay información sobre este particular.

Así pues, por eso la frase de Adam Smith es muy ad hoc a este tema: "La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición". 

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