Rabu, 09 November 2011

Respuesta pública al artículo de Víctor Gordoa

Hoy, en el periódico Excélsior, que repito, cada vez parece más una "inserción pagada" que un medio de información, apareció publicado el siguiente artículo, firmado por Víctor Gordoa:


¿Prohibir los toros?


Victor Gordoa

Caray, caray… otra vez la política populista sobre el derecho de muchos. El de hoy es un tema muy polémico, pero creo que lo que voy a decir lo domino pues llevo más de 50 años yendo a los toros y 17 trabajando con políticos, irónicamente una clase profesional que desde antaño está conformada por muchos grandes aficionados taurinos. Mi papá, quien fue gerente de la Plaza México, apoderado de algún torero y gran aficionado práctico, me llevaba a la plaza desde niño. Por si fuera poco, mi abuelo materno ya toreaba en la plaza de San Miguel de Allende desde hace más de un siglo y mi otro abuelo criaba reses bravas en San Luis Potosí. Soy poseedor de derechos de apartado en la México, amigo de muchos toreros (incluso he sido contratado por ellos y los empresarios para prestar mis servicios de consultoría en imagen pública) y finalmente he realizado el sueño de muchos aficionados taurinos: el que una figura del toreo te brinde un toro en la plaza más grande del mundo. Así las cosas, ya se imaginarán ustedes la fibra sensible que me tocan con el tema de prohibir la celebración de corridas de toros con el añejo y populista pretexto de que se trata de actos de barbarie.

El Ejemplo Catalán…

Este nuevo intento de imposición política lo único que pretende es ganar los votos de aquellos que, por la falta de conocimiento del tema, se verían honrados con lograr la prohibición de la lidia. La fiesta de los toros querrá prohibirse en la capital de México argumentando lo que los catalanes hicieron en Barcelona, sí, pero se les olvidará decir que los catalanes están enfrascados en una diatriba de identidad regional en la que afirman que ellos no son españoles sino catalanes, de ahí que también hayan impuesto el catalán como su lengua oficial, total, que lo que demagógicamente no se explicará a la gente en México será que lo que sucedió allá fue consecuencia de un acto político populista separatista que intentó demostrar al mundo y al resto de los españoles que los catalanes son capaces de rechazar a la fiesta símbolo de España.

Razones Suficientes…

Quien esgrima como argumento de prohibición de la fiesta brava la crueldad contra un ser vivo, tendría que considerar también solicitar la prohibición de la ingesta de carne de cualquier tipo y ya puestos en papel esotérico hasta de vegetales. También prohibir el uso de artículos de piel, zapatos, bolsas, cinturones y, claro, las chamarras tan gustadas por los políticos, o sea de todo aquello que necesite de la muerte de un animal para ser manufacturado, ya que, ¿sabe usted cómo lo mataron? Pues con un acto de absoluta indiferencia de quien lo hizo, lo que ya atañe crueldad suficiente. En la fiesta taurina se ha criado con todo esmero y cuidados a un animal, el Toro de Lidia, al que se da la oportunidad de defenderse, demostrar su casta y hasta lograr el perdón de su muerte, un ser vivo cuya raza ya hubiese desaparecido si desapareciera el fin con el que fue creada por la naturaleza: el de ser lidiado. Además la fiesta taurina es fuente de empleos y de derrama económica subyacente, miles de personas dependen de ella, así que prohibirla sería una medida populista atentatoria contra los principios ecologistas, así como contraria a las políticas del gobierno del empleo y, finalmente, ya puestos a prohibir, pues los mismos políticos también tendrían que eliminar las peleas de box, de gallos y hasta los partidos de fut en los que un puñado de hombres se hacen daño físico a patadas y en cuyos estadios ha habido muchos cientos de muertos. O todos coludos o todos rabones.

Pues he aquí mi respuesta abierta y pública a esta sarta de mentiras, de argumentos falaces:

Sr. Víctor Gordoa, 

Leí su artículo titulado "¿Prohibir los toros?  y me queda claro que lo único que logró es justificar la barbarie, tapar el sol con un dedo, justificarse a sí mismo. Más allá de las razones populistas, de ganar votos, de la situación electoral que parece que es un común denominador en nuestro país. Más allá de todo esto está en el sufrimiento fuera de toda proporción que se le inflinge a un animal que sólo tiene sus cuernos para defenderse de la cantidad de daño que se le hace con arpones, con espadas, con toda esa serie de artilugios cuya intención es además, restarle fuerza y tener menos elementos para defenderse. Se le desangra sistemáticamente, se le castiga brutalmente. 

De verdad, ¿dónde está el gran arte de torear? Es una carnicería que pretende envolverse en un halo de fiesta, de arte, de mostrar la virilidad del matador, de jugarse la vida estúpidamente ¿para demostrar qué? ¿su poderío ante un ser inferior? Vamos, que le ganan sus antecedentes, Sr. Gordoa, le gana la tradición que le inculcaron de niño y que no puede aceptar siquiera el sufrimiento del animal. ¿ha visto como brinca desesperado un toro cuando le clavan las banderillas en su lomo? ¿Y todavía aplaude ante esa hazaña de sadismo inusitado? Aplaudir por ello parece una enfermedad más que un arte.

En "la fiesta brava", como en un crimen, aparecen las cuatro agravantes de ley: premeditación, alevosía, ventaja y traición. ¿Dónde está el arte de usar todo género de arpones contra un animal que no tiene los mismos métodos de defensa que el hombre? ¿Se vale tanto sadismo? ¿Se vale luchar con tanta ventaja contra un animal que de entrada, es intelectualmente inferior a la capacidad del ser humano? A todo esto decir que el toro de lidia fue creado por la naturaleza para terminar en una plaza de toros es evidentemente una mentira. ¿Quién le dijo a usted, Sr. Gordoa, que sabemos los designios de la naturaleza? Lo suyo son meros pretextos para perpetuar esta barbarie.


Porque a diferencia del box, por ejemplo, ambos contendientes pelean en las condiciones de igualdad. En una cancha de futbol ocurren agresiones entre los jugadores y a veces entre aficionados y jugadores, pero eso no se busca en ese deporte. Eso es una consecuencia de fanatismo, que a todas luces está mal.

Y le diré algo más. Darwin decía que la naturaleza era cruel. Tenemos que matar a otras especies para sobrevivir, sí, pero... ¿tenemos que matarlas con esa saña? ¿con esa maldad? Hay ya procedimientos para que los animales que consumimos no sufran. No padezcan muertes violentas ni agresivas. Los animales sufren también. ¿Tiene acaso alguna mascota? ¿Alguna vez se le ha enfermado? ¿ha visto sufrir a su perro o gato? Los animales sufren. Punto. Eso no necesita demostración, pero si no me cree, pregúntele a cualquier veterinario.

En resumen, su artículo es un catálogo de justificaciones mentirosas, de argumentos por demás falsos para pretender justificar lo injustificable. Curiosamente usted es el rector de una...¿escuela de imagen pública? ¿Y ésa es la imagen que quiere mostrarnos? ¿la de un ser indolente al sufrimiento animal? No por nada este tipo de espectáculos está prohibido en los países del primer mundo. Aquí los mantenemos con todo un catálogo de pretexto para defender y justificar este espectáculo que más que una fiesta es una carnicería vergonzante.



Da pena ajena toda su argumentación. Con su manera de defender la fiesta brava sería mejor decirle: "no me ayudes, compadre". Penoso asunto.


Atentamente,
Manuel López Michelone

Tidak ada komentar:

Posting Komentar