Minggu, 19 September 2010

¿Es el Coloso Bicentenario, Jeremías Springfield?


Los festejos del Bicentenario fueron (o son aún) para muchos, un auténtico despilfarro. Más de uno coincide conmigo que en este país, en las condiciones actuales, hay poco sino es que nada, para festejar. Sin embargo, 200 años de Independencia y 100 años de Revolución tampoco son para despreciarse. Pepe Gordon me decía que sí, que se imponía un festejo, más sobrio, más de acuerdo a la situación que vivimos y no puedo estar más de acuerdo con él.

La cuestión es que se tiró la casa por la ventana. Hubo conciertos en todo el trayecto de la Avenida Reforma, fuegos artificiales maravillosos, luces danzantes, multimedia a diestra y siniestra y todo esto lo vimos por la televisión. Lamentablemente el tono de los narradores de dicha ceremonia se vieron muy oficialistas, muy pro-gobierno y de nuevo, parece que se perdió una muy buena oportunidad para reflexionar sobre México, su futuro, su presente, hacia dónde vamos y qué deberíamos hacer.

A todo esto, uno de los elementos que llamó la atención fue el Coloso Bicentenario. Una estatua de 20 metros de altura, que se elevó en pleno Zócalo capitalino. De acuerdo a Pablo Moctezuma Barragán, el Coloso Bicentenario representa al contrarrevolucionario y traidor Benjamín Argumedo, quien apoyó el levantamiento reaccionario de Pascual Orozco contra Madero, reconoció al gobierno usurpador de Victoriano Huerta y combatió a los revolucionarios. Argumedo fue feroz enemigo de Pancho Villa en Durango y Coahuila, fue derrotado por Francisco Murguía y murió fusilado por los carrancistas como traidor que era.

Pero para la Secretaría de Educación Pública (SEP), rechazó que el 'Coloso' erigido en el Zócalo capitalino el 15 de septiembre represente a algún personaje en particular y pidió no politizar la creación artística de esa figura. Y de acuerdo con los dichos de la dependencia oficial: "El Coloso es un homenaje a los cientos de miles de mexicanos anónimos, casi todos campesinos pobres, que participaron en el movimiento insurgente y que escribieron un capítulo central de la historia de México".

Los autores de la obra, Jorge Vargas y Juan Carlos Canfield, dijeron que el rostro del Coloso no retrata de ningún personaje en particular y no tiene una identidad específica. No tiene nombre ni apellido. Y agregaron: "se trata de un colosal insurgente anónimo de 20 metros de alto fragmentado en cinco plataformas". Según sus creadores, "el Coloso representa un insurgente, uno de los tantos civiles de la Nueva España que luchó por los principios de la Independencia de México".

Y a lo mejor tienen razón, pero la verdad, a mí me parece -como a otros que ya han apuntado este dato- que dicho Coloso es en realidad Jeremías Springfield, el de los Simpons. ¿A poco no?

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