Rabu, 04 Agustus 2010

Life as an Intern

The most important commodity is pens. I carry lots of pens around. I was once amused by a UCSF neurologist whose white coat contained only 10 black pens and a reflex hammer. Now I'm like that.

Friends call me at 9pm. I'm fast asleep.

It's still sort of a novelty that I can sign my notes without a cosignature.

The sound - or even the vibration - of a pager elicits an impending sense of doom and a Pavlovian reflex to touch my hip.

My life revolves around four day cycles rather than seven day weeks. I can never tell you what day of the week it is. I can always tell you when my next call will be.

Food ("GI rounds") is scarce. Well, time is scarce, and food suffers.

The idiosyncrasies of each computer frustrate me. Some have one program but not another. Some crash randomly. Some can't print. When I find a computer that actually works, I hog it.

I've dozed off in the shower. I get home too late to do laundry.

I apologize to friends when I call them retroactively to wish them a happy birthday.

Every week, I expect reminder emails to log my work-hours and fill in my evaluations. I still haven't done them yet.

I usually come home somewhat satisfied, feeling that though I spend way too much time accomplishing what I do each day, at least I am accomplishing something.

Un regalo que había olvidado


Hace muchos años participaba más activamente en un sitio web llamado "Experts-Exchange.com". En ese lugar los miembros del mismo pueden preguntar cualquier cosa acerca de programación, prácticamente en el lenguaje que sea. La gran virtud de dicho sitio es que no falta el experto que ya enfrentó el problema que uno tiene y entonces puede resolvernos la dificultad sin tener que perder más tiempo del necesario.

El sistema en Experts-Exchange es simpático: al inscribirse le dan a uno una cantidad de puntos, los cuales sirven para poder hacer las preguntas sobre el tema en la que tengamos algún problema. Cuando entré al sistema la primera vez, se me asignaron 500 puntos, pero creo que esto ya no es así (la administración de EE ha cambiado con los años más de una vez y han querido hacer más dinero, por ejemplo, dando la posibilidad de comprar puntos, limitar el acceso gratuito, la cantidad de puntos que se obtienen por cada día que pasa, etc.). Por cada día que pasa, el sistema da 5 puntos más, hasta llegar de nuevo a 500 puntos. Antes no había límite de puntos que uno podía obtener. Ahora a las 500 unidades ya no se acumula más. La idea de tener que dar puntos para que haya quien conteste simplemente evita preguntas tontas, pues los puntos son relativamente escasos y si uno requiere de ayuda inmediata, tiene poco sentido malgastando haciendo preguntas idiotas. Esa parte del esquema funciona sin duda muy bien.

Una pregunta relativamente sencilla puede ir de 50 a 150 puntos. Preguntas más difíciles van de 151 puntos hasta 350 quizás. De 351 a 500 puntos indica que la pregunta es "sólo para tigres".

Cuando algún usuario de EE responde a una pregunta, y quien pregunta estima que la respuesta le ayudó, entonces le asigna estos puntos a quien contestó bien. En ocasiones hay más de una respuesta correcta, y el sistema permite dividir los puntos entre varios expertos que han contestado a satisfacción. Hay momentos en que nadie responde a la pregunta y en cierto tiempo prudencial uno puede pedir los puntos que otorgó a la pregunta si nadie llegó con la respuesta correcta.

El sistema es muy interesante porque muchas veces, a los 20, 30 minutos de hacer una pregunta, ya hay respuestas a la misma. Además, hay una lista de los mejores usuarios expertos, que contestan hasta las preguntas más difíciles. El "Salón de la Fama" de Delphi, por ejemplo, tiene a personajes que alguna vez llegaron a ¡unos 300,000 puntos obtenidos! Si consideramos que cada pregunta tiene un rango promedio de 200 puntos, esos personajes tuvieron que haber contestado unas 1200 preguntas para llegar a esas puntuaciones. Absolutamente fantástico.

La cuestión interesante está en que quien contesta acumula los puntos de quienes preguntan, pero esos puntos, al que responde, no le sirven para preguntar nada. Los puntos acumulados en el mes le permiten, al llegar a cierto límite, ganar certificados con valores que van desde los 25 hasta los 200 dólares.

Pues bien, una vez, en el año 2000, estuve muy activo en EE y para mi sorpresa, al siguiente mes me llegó por mensajería un regalo de EE: Un certificado por 50 dólares para comprar algo en outpost.com.



Me pareció genial pero en ese momento pensé que no podría usar mi certificado estando en México. Lo dejé por ahí con la mera satisfacción de que me gané -casi por única ocasión- un premio por algo. Pero he aquí que acabo de hallar el certificado y entré a outpost.com. Quizás podría servirme aún (aunque tiene ya unos 10 años desde que me lo gané). Encuentro aquí que al entrar a outpost.com, el sistema me manda a frys.com, una tienda de libros y artículos de electrónica, programación, etc. Esto ya no me gustó. Lo más probable es que después de diez años mi certificado no sirva, pero aún hice un intento más: escribí a soporte de frys.com preguntando si mi regalo podría usarlo a pesar del tiempo que ha pasado. Espero respuesta. A ver qué me dicen. Seguiremos informando.

Creador de iconos


Un icono o ícono, es -de acuerdo al diccionario- una representación religiosa pintada o en relieve característica del arte bizantino. Así decimos, por ejemplo: "Volvió de Rusia cargada de iconos". También es un símbolo que mantiene una relación de semejanza con el objeto que representa, como en este ejemplo: "para entrar al diccionario, haz doble clic en el icono."

En computación, en el diseño gráfico tal vez, un icono es una imagen gráfica, que suele ser pequeña, que representa un acceso directo, un programa, un archivo, un enlace, o cualquier otro recurso. El ícono suele ser una buena forma de identificación para lo representado.

En este caso vemos que los iconos han invadido las computadoras y los dispositivos móviles. Así, los teléfonos "inteligentes", los celulares modernos, tienen pantallitas a color con iconos que representan un sinnúmero de programas. De hecho, pienso que para los diseñadores de estos iconos es cada vez más difícil mantener la relación de semejanza entre el dibujo y lo que representa.

Por ejemplo, el icono de CorelDraw es en realidad el dibujo de un globo aerostático. Y sí, quien lo diseñó probablemente pensó en posicionar el logo y la marca, pero es claro que el icono de CorelDraw no tiene nada que ver con las funciones que hace el programa.

Encontré en el estupendo libro "Beyond Photography, The Digital Darkroom", por Gerard J. Holzmann (http://www.spinroot.com/pico/a4.pdf), lo siguiente al respecto de este tema:

Por ahí de 1983, en los Laboratorios Bell, ahora AT&T, un grupo de unos 50 investigadores empezaron a trabajar con un nuevo tipo de terminal de computadora. Inmediatamente pusieron manos a la obra para sacar provecho de sus capacidades gráficas.

Luca Cardelli (que al momento de escribir esto, había cambiado de trabajo, ahora para DEC Systems Research Center, en Palo, Alto), había pensado en una manera de convertir fotos manualmente en pequeños iconos en blanco y negro. (Cabe aclarar que en 1983 no había cámaras digitales, ni
scanners caseros, ni todos estos dispositivos que ahora son comunes en muchísimas casas y oficinas). Pues bien, Cardello halló una víctima, la foto de Edsger W. Dijkstra, con la que decidió trabajar. El proceso fue así:
  • Reducir la fotografía con una copiadora Xerox, para que quedara al tamaño de una foto pequeña, de 4x4 cms, y en alto contraste.
  • Dibujar una rejilla (matriz) de 12x12 puntos y hace4r entonces un patrón colocando puntos negros o blancos, de acuerdo al porcentaje en que en alguna región de la foto había más blanco o más negro.
El resultado de este proceso dio lo siguiente:


Luca hizo una demostración de su programa poniendo el icono de Dijkstra como si fuese una pelota rebotando en la pantalla. Los científicos se emocionaron con la idea y digitalizaron más imágenes manualmente, pero pronto se aburrieron del proceso.


A
alguien entonces se le ocurrió usar esta idea en el nuevo servidor de correo, que podría anunciar la llegada de mensajes a las terminales mostrando el icono de quien lo enviaba. Luca Cardelli entonces escribió una primera versión que llamó vismon (con cierto humor considerando que existía un programa que se llamaba sysmon).

Rob Pike habló con los investigadores y les tomó fotografías de 4x5 pulgadas con su cámara Polaroid. Y aunque nadie sabía para qué Pike quería estas fotos, todos colaboraron, desde la secretaria hasta el director ejecutivo. Las imágenes fueron entonces digitalizadas usando un
scanner que se pidió prestado a los colegas del departamento de procesamiento de imágenes.

En
un par de días, se tuvieron cerca de 100 fotografías que fueron la fuente principal para los experimentos de procesamiento de imágenes. El siguiente paso en esta secuencia ocurrió cuando Rob Pike y Dave Presotto desarrollaron el software para una base de datos centralizada de fotografías iconizadas. Ellos le llamaron a esto el servidor de rostros.

El programa vismon se reescribió para usarse con el servidor de rostros. Desde entonces, vismon ha sido uno de los programas más populares en las computadoras de Bell Labs. e
n ese tiempo. El servidor de rostros se usó por el programa de correo para anunciar la llegada de mensajes electrónicos y por el manejador de la impresora laser, para identificar al propietario de quienes mandaban trabajos para impresión.



La imagen anterior muestra los iconos de quienes mandaron correo a un usuario. La barra de la izquierda viene del programa original sysmon, que muestra la carga del sistema en ese momento.
Incluir las fotos de los nuevos colegas fue algo que se hizo en la base de datos del servidor de rostros, como algo de rutina.

La foto se digitaliza en 512x512 puntos, se sacan semitonos y se convierte en un icono de 48x48 puntos, con un programa llamado Mugs, escrito por Tom Duff. El icono entonces se incluye en la base de datos mantenida por el servidor de rostros.


Pues bien, la idea me pareció interesante y además, es actualmente mucho más simple y fácil de implantar, considerando los avances, tanto en hardware como software. Decidí entonces mi estrategia: Tomaría una imagen, a la cual le aplicaría algún proceso (ver más adelante), para acomodar el resultado en una rejilla que fuese de 16x16, 24x24, 32,32, 48x48 o 64x64 pixeles, que son más o menos las resoluciones que se usan actualmente en la iconografía de los sistemas operativos actuales.



En lugar de tomar la imagen y reducirla, lo cual en algunos casos pierde la imagen cierta precisión por los algoritmos que se usan para hacerla más chica, se me ocurrió aplicar el filtro mosaico a la imagen, con precisamente las diferentes resoluciones: 16x16, 24x24, 32,32, 48x48 o 64x64. De esta manera, tomaría un punto de cada región dentro del mosaico y la pintaría en una imagen nueva. Desde luego que este proceso, como el de reducir una imagen, tiende a perder información, pero en mi opinión, para este problema en particular, esta técnica parece ser más conveniente que usar los algoritmos para reducir una imagen.



Una vez teniendo la imagen procesada, usando el API correspondiente en Windows (recuérdese que usé Delphi bajo el sistema operativo de Microsoft), salvé la imagen en el formato .ico, que es el que usa precisamente Windows.

El software es muy sencillo de usar. Los pasos a seguir son:

  • Se lee la imagen que se desea iconizar, valga el término.
  • Se usa la opción de menú (Procesar), la cual permite -si se desea- pasar antes la imagen a tonos de gris por si no se desea que se procese en color.
  • Al término del proceso aparecerá una ventana que simplemente pide al usuario con qué nombre se quiere salvar la imagen procesada, en formato .ico.

A quien le interese este software, escríbame a mi correo: morsa@la-morsa.com y a vuelta de correo tendrá el programa para que lo instale y use.

Selasa, 03 Agustus 2010

Learning on the Job

UCSF trained me well. I find that I actually know most of the medical facts I need on a day-to-day basis. Although of course I'm constantly reviewing and relearning things, I was surprised to realize internship is less about rounding out my fund of knowledge and more about learning to apply it. The application, though, is a whole different story. As medical students, we learn to anticipate pimping, getting asked questions by an attending. We learn to review Calot's triangle before scrubbing into a cholecystectomy; that if we're placing an arterial line, we'll get asked about the Allen test; or if a patient has an EKG, we'll be asked to read it. And we get pretty good at answering these questions.

But now as a resident, I don't have the luxury of having my questions be hypothetical. When I am forced to think about fever, it's not to answer a question from an attending, it's because my patient's temperature is high. When a nurse calls to tell me my patient's blood pressure is 200/40, I need to figure out why. That transition from simply answering a question on rounds to committing to a clinical judgment for a patient is everything about being a resident.

I've been faced with half a dozen clinical situations where there's a vast chasm between knowing the right answer and committing to it. On my second night on call in the ICU, a patient developed acute atrial fibrillation, a problem whose UpToDate article I've read half a dozen times. But the difference between answering amiodarone to an attending's question and writing out that bolus and drip is remarkable. I second guess myself all the time. Is this right? How sure am I? The stakes are so much higher; as a medical student, we risk our grades when we take a stab at an answer; as a resident, we're responsible for someone's well-being.

My third night on call, I had to manage a vasopressor in a patient who was hypotensive. He was dialysis-dependent with end stage renal disease, and that meant I had to balance giving fluids with titrating my drugs. I spent most of the night at the bedside, evaluating, re-evaluating, adjusting up, adjusting down, and it taught me that there is no substitute for experience. I had read the textbook chapter on vasopressors, but I never fully understood them until I spent an entire night awake keeping this patient alive. The growth curve and transition from student to resident is actually quite remarkable, and I've been thinking about it a lot lately.

Trabas para salir del subdesarrollo


Una manera elegante de decirle a los países con deficiencias en todos sentidos es llamarles "países del tercer mundo" o "en vías de desarrollo". Pero la realidad es que todo esto no es más que una etiqueta para que sepamos todos que estamos lejos de alcanzar un nivel aceptable como país.

La razón para que todo esto pase es que en México jamás se piensa con un futuro que vaya más allá de los seis años que dura un gobierno federal. Aquí se reinventa el país cada seis años y esto, desde luego, no permite planes de mediano y largo alcance. El nuevo mandatario, el que le sigue al que esté en un momento determinado del tiempo, cambiará todo porque el anterior seguro no sabía cómo hacerlo. Lo curioso es que esta historia se repite hasta la nausea.

Casualmente lo mismo pasa en muchas instituciones. Sale el director de una institución gubernamental y el que le sigue, muchas veces, cambia planes que el anterior tenía en marcha. De hecho, normalmente no solamente cambian los planes y las estrategias, sino que además, cambian a todas las personas. Así es difícil dar seguimiento a los proyectos que muchas veces, mueren por desinterés del nuevo funcionario porque "no es su proyecto", ¿por qué le habría de hacer caso él? Pero por si esto fuera poco, el gobierno de este país se encarga de poner siempre más trabas a los ciudadanos, todo a través de una fiscalización que realmente raya en lo surrealista.

Por ejemplo, si a usted se le ocurre comprar libros en Amazon.com, considerando que desde siempre los libros no pagan impuesto en las aduanas mexicanas, vaya pensando que está equivocado. Resulta que si usted manda pedir unos libros por Internet hasta las puertas de su casa, cuando llegan al correo mexicano, si la factura indica más de 100 dólares en su compra, es probable que tenga que pagar impuestos por este paquete de libros. Si usted se apersona en la oficina de correos a reclamar, le dirán que lo que le enviaron califica como "materiales de oficina" y por ende, hay que pagar impuestos.

El punto es que -casi podría apostarlo- alguien de Hacienda fue a una oficina de correos y vio muchas cajas de Amazon.com para ser repartidas y entonces se le ocurrió la brillante idea: cobrémosle impuestos a todos estos personajes que gastan su dinero en libros. "Pero.... los libros están exentos de impuestos, señor", podríamos decirle al ingenioso funcionario, a lo cual contestará: "los libros son material de oficina ¡que paguen impuestos, qué se creen ustedes!"

Al final del día, la cuestión es que esto es una enorme traba para salir del tercer mundo. Vale más cobrar impuestos por los libros que pretender ayudar a que este país mejore intelectualmente haciendo real la exención de impuestos a los libros que además, legalmente existe. No importa si son 100 o 1000 dólares. La información nos puede ayudar a salir de esta miseria intelectual, en la que en general tenemos limitaciones de recursos.

Y si a todo esto le añadimos que el mexicano en promedio lee menos de tres libros por año, entonces nos encontramos en un problema de difícil solución, el cual no se podrá resolver con este tipo de medidas para que quienes leen, tengan que pagar precisamente más por informarse, por intentar estar a un mejor nivel educativo.

En pocas palabras, así no se puede ni se podrá salir de este tercermundismo agobiante.

Si queremos alguna vez dejar de ser un país en vías de desarrollo, el propio país debe dar las opciones necesarias para que esto pueda darse. Como están las cosas, no veo que haya manera de que cambien para bien.

Senin, 02 Agustus 2010

Poem: Departure

Departure

I would like to see you
I would like to see you through
I would like
to see you float, how you wisp
how you raven-bound blow
from olive tree to oak
how you buoy up
tide’s depth unrelentless
secret-whisper a notebook
you hide in your dresser
lists of lovers by lovers
would like to see
you dance, hoisted overhead
chairs dangling, to see you work
sanding, sawing, see you stretch
down to earth, see you sing
hearth and heartland. I would like
you to sing again
would like you to sing
to my trodden head
to sing sleep a sound
song a lullabye.
I would like you to hum
as I fall asleep.

¿Agencia espacial mexicana?


Uno de los problemas que -aparentemente- se ven cada vez con más frecuencia en nuestro país, es la falta de consensos, de la posibilidad de organizarnos adecuadamente, y por ende, de la cantidad de disputas que esta falta de coordinación provoca, logrando como consecuencia que muchos proyectos no se puedan llevar a cabo.

Esto viene a cuento por la siguiente nota que acabo de leer:

Se queja Neri Vela de sedes de AEXA
  • "(AEXA) era una sugerencia, de un grupo del Estado de Hidalgo, pero no tiene ninguna validez legal", dice Neri
  • El astronauta se refirió al posible Centro Espacial en Chetumal, e invitó al Gobernador de Quintana Roo, a analizar mejor el proyecto
Diana Saavedra
Ciudad de México (2 agosto 2010).- Que el grupo de promotores de la recién creada Agencia Espacial Mexicana, encabezado por el ingeniero Fernando de la Peña, anunciara un plan para establecer sedes en tres diferentes entidades de la República, molestó mucho a la comunidad científica, comentó el astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela.

"Según la Ley, está clarísimo que las oficinas generales estarán en el Distrito Federal... La Ley hay que leerla, dice que la junta de gobierno es la que va a decidir sobre los foros de consulta, definir los proyectos, preparar el organigrama y convocar para la designación del director", agregó Neri Vela.

"No compartimos las ideas de esa pareja de individuos (De la Peña y el astronauta José Hernández), que quiere instalar cosas turísticas, de diversión y tipo feria en Quintana Roo y en algunos otros lugares, creemos que sus ideas son muy disparatadas, si las quieren hacer están en su total libertad, que lo hagan, les deseo mucho éxito, pero que lo hagan con sus recursos, que no traten de mezclarlo con la Agencia Espacial Mexicana", dijo.


Neri Vela se refirió al posible Centro Espacial en Chetumal, e invitó al Gobernador de Quintana Roo, Félix González Canto, a analizar mejor el proyecto y a acercarse a quienes conocen más sobre el tema.
"Quien les haya dicho que lo va a hacer por 120 millones de dólares es un gancho para después ir inflando el presupuesto y tal vez nunca terminar, por otra parte, querer enviar viajes turísticos al espacio desde esa zona sería un fracaso comercial", estimó el doctor.

"Se trata de una tecnología muy avanzada, muy protegida, que seguramente Estados Unidos prohibirá que sea exportada en los próximos años, por lo que, lo más seguro, es que no sea realizable".
Sobre el museo interactivo propuesto, estimó que sería algo irrealizable, pues no hay frecuencia de vuelos a Chetumal, es más barato volar a Houston, y el instalado por la NASA es extraordinario como para hacerle competencia.

Promotores divididos
Pese a que se reconoce que la creación de la Agencia Espacial Mexicana es un proyecto de la comunidad científica, los legisladores y aquellas personas que han impulsado la iniciativa, sus promotores están divididos ahora que es una realidad. "En estos momentos lo que hay es un grupo promotor, en el que participamos las academias y las universidades, y una pareja de individuos que se quiere autonombrar los padres y dueños de todo, que son el ingeniero De la Peña y el astronauta estadounidense José Hernández", señaló Neri Vela.

"Reconocemos que en un principio el ingeniero Fernando de la Peña también participó en la iniciativa, pero también ya tiene un buen rato que el señor ha querido trabajar por su lado, de manera individual, sin coordinación con la comunidad científica". El doctor Neri Vela enfatizó que la creación de la Agencia es producto del esfuerzo de muchos mexicanos, desde los legisladores, diputados y senadores, como funcionarios de dependencias como el Conacyt, la SEP, la Secretaría de Relaciones Exteriores, y por parte de la comunidad científica, la Academia Mexicana de Ciencias, la Academia de Ingeniería, la UNAM, la UAM, el IPN y el INAOE, principalmente.

El astronauta explicó que varios miembros de la comunidad científica, encabezados por el ingeniero Gerardo Ferrando Bravo, han tenido ya pláticas con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para el diseño de los Foros que deberán ser convocados, según lo establece la Ley en el tercer artículo transitorio.
"Somos un grupo serio, integrado por doctores, ingenieros y científicos de diferentes ramas de la tecnología espacial, y estamos colaborando estrechamente con la SCT para apoyarlos en lo que sea necesario en la realización de los foros, en los temas que serán tratados, la mecánica, etcétera", explicó Neri Vela.

Dejar de decir AEXA Luego de la publicación del decreto de Ley que crea la Agencia Espacial Mexicana, el astronauta mexicano Rodolfo Neri Vela pidió que se le deje de llamar AEXA, pues en ningún sitio de la ley publicada se le nombra así. "La Agencia Espacial Mexicana no tiene siglas. Si leemos todas las páginas que fueron publicadas en el Diario Oficial de la Federación, el 30 de julio de 2010, en ningún lado dice AEXA", enfatizó el doctor Neri Vela. "AEXA es el proyecto muy particular de (Fernando de la Peña y José Hernández), hay que decir Agencia Espacial Mexicana o, en todo caso, utilizar las siglas AEM, las siglas que se utilicen y el logotipo que se utilice serán designados por la Junta de Gobierno.

Hasta aquí la nota. Llama la atención todo este asunto por una razón: La incipiente Agencia Espacial Mexicana ¿AEXA? empieza con dificultades desde incluso su nombre. ¿Debe llamarse AEXA, o AEM, o cómo? Vaya, no tenemos nada construído aún para "competir" (valga el término), en la carrera espacial. No somos capaces de lanzar el mínimo cohete ni siquiera para que orbite alrededor de la Tierra. No tenemos nada absolutamente y ya hay pugnas. Ya se están peleando por los dos pesos de presupuesto. ¡Qué lamentable!

La verdad es que todo esto es poco menos que ridículo, pero refleja de alguna manera cómo se plantean las cosas en este país. Hay quien se quiere adjudicar el haber creado dicha agencia, otros que quieren ser miembros activos de ella, otros más que se sienten con más derechos, ya sea porque fueron al espacio o porque aún son astronautas. Si así están las cosas, ¿quién espera que esta improbable iniciativa prospere?